👁️‍🗨️Por qué EthicHub

La promesa inicial de blockchain fue la creación de un nuevo sistema financiero donde nadie quede excluido pues las grandes disfunciones del sistema financiero tradicional han generado profundas desigualdades (según el Banco Mundial, la cuarta parte de la población mundial carece de acceso a estos servicios).

Probablemente una de las consecuencias más graves de esta exclusión es que la gran mayoría de los no bancarizados son pequeños agricultores que, a pesar de tener actividades rentables, no tienen acceso al crédito formal. Es decir, la quinta parte de la población mundial vive en pobreza a pesar de que produce un tercio de los alimentos del mundo.

Existen diferentes causas para su falta de elegibilidad dentro del sistema de crédito tradicional, como:

  • la falta de conectividad;

  • la tenencia irregular de sus pequeñas tierras o la dificultad geográfica de acceso;

por mencionar algunas.

La necesidad financiera no atendida de este sector es cercana a un billón de dólares anuales, por lo que es al mismo tiempo un enorme problema pero también una gran oportunidad y por tanto, hay muchas Fintech interesadas en atender a los no bancarizados, pero sus soluciones se basan en datos para elaborar una evaluación de riesgo o en activos para actuar como garantías para los préstamos. Estas soluciones están teniendo mucho éxito en las zonas urbanas e incluso rurales, pero desafortunadamente siguen excluyendo a la población agrícola, ubicada en regiones más alejadas, sin acceso a internet y sus activos (pequeñas extensiones de tierra) no resultan elegibles como garantía.

Es por ello que EthicHub diseñó una vía alternativa para atender a estos agricultores sin datos ni garantías tradicionales, construyendo un innovador y disruptivo sistema de Avales Colectivos similar a las finanzas combinadas, donde terceros aportan las garantías para ofrecer protección a los préstamos.

Para que los préstamos resulten asequibles, se elimina la intermediación financiera que hace tan costosas las pequeñas transferencias internacionales: gracias a la implementación de contratos inteligentes auditados, sobre una blockchain pública, se dota de eficiencia, transparencia y trazabilidad a todas sus operaciones.

Con mucha visión de futuro, el Banco Interamericano de Desarrollo apoyó esta iniciativa desde una etapa muy temprana y podemos decir con mucho orgullo que EthicHub fue el primer proyecto de su cartera que estaba usando criptomonedas para resolver problemas reales.


En 2017 nació EthicHub y fue pionero en el uso de la tecnología blockchain para soluciones de inclusión financiera adaptadas a pequeños agricultores de todo el mundo. Al proporcionar financiación asequible en un modelo sostenible en el que todos ganan, los agricultores no bancarizados pueden liberarse del ciclo de la pobreza (un capital de trabajo caro e insuficiente que les impide ahorrar para invertir en mejorar su productividad).

En junio de 2018, EthicHub lanzó su plataforma de préstamos colectivos basada en contratos inteligentes, sacando partido a la paradoja global de los distintos tipos de interés: millones de pequeños agricultores pagan intereses absurdos (incluso por encima del 100% anual) por poco capital de trabajo, mientras que la gente en otras partes del mundo apenas obtiene un rendimiento de sus ahorros en los bancos.

Al conectar regiones económicas complementarias, la plataforma de préstamos de EthicHub genera beneficios para prestamistas y prestatarios en una relación sinérgica y mutuamente beneficiosa.

Después de 3 años, con experiencia real en el campo y una tasa de impago inferior al 2%, el equipo de EthicHub desarrolló la plataforma de avales colectivos para respaldar a los préstamos y atraer a más inversores al reducir la percepción de riesgo asociado con los préstamos a agricultores no bancarizados.

El dinero es una herramienta y EthicHub está demostrando que la gente común y corriente puede utilizarlo como un superpoder para arreglar un mundo desequilibrado, reduciendo las desigualdades y las brechas de oportunidades. Invertir en la productividad de los pequeños agricultores no sólo es rentable sino también gratificante: es la única inversión de la que nadie se arrepentirá.

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